
Por David Domínguez
El Puerto de Manzanillo, uno de los más importantes de México y clave para el comercio internacional, está completamente bloqueado desde la tarde del 15 de mayo debido a una protesta laboral que ha puesto en jaque a transportistas, aduanas y empresas de importación y exportación.
El conflicto comenzó tras el despido de cinco agentes aduanales que, según versiones de los manifestantes, habían denunciado acoso laboral. En respuesta, trabajadores, transportistas y hasta familiares decidieron manifestarse, cerrando los accesos norte y sur del puerto. Desde entonces, el ingreso y salida de camiones está detenido, y solo se ha permitido la salida de unidades que ya estaban dentro del recinto.
Los manifestantes piden que se revise el despido de los cinco agentes y que las autoridades federales, en específico la Secretaría de Marina (quien opera el puerto a través de ASIPONA), se sienten a dialogar con ellos. Aseguran que no levantarán el bloqueo hasta tener respuestas concretas.
El Puerto de Manzanillo no solo es el más grande del país, sino que maneja buena parte del comercio con Asia. Su parálisis afecta directamente el abasto de mercancías, los tiempos de entrega y genera pérdidas millonarias. Miguel Ángel Landeros, presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) Occidente, advirtió que esto ya está dañando la imagen del país ante socios comerciales internacionales.
ASIPONA Manzanillo ha señalado que ya están en contacto con las autoridades competentes para resolver la situación, pero hasta el momento no se ha logrado un acuerdo. Se pidió a las empresas y operadores logísticos no enviar unidades al puerto hasta nuevo aviso.
Aunque pueda parecer un tema lejano, esta situación puede impactar en la vida diaria: retrasos en productos importados, desabasto en algunas industrias e incluso afectaciones en precios. También representa una alerta sobre las condiciones laborales y la manera en que se gestionan los puertos en el país.
Con información de N+ Y EL INFORMADOR